El comunicador, docente y músico uruguayo es uno de los impulsores de Trama al Sur, el canal social latinoamericano en el que militan la comunicación las organizaciones sociales y sindicatos de Latinoamérica y el Caribe. Cuenta sobre los inicios y los dos primeros años de recorrido de la iniciativa: «tenemos un compromiso con lo que hemos hecho, se trata de seguir tejiendo», dijo.
Entrevista: Daniel Lencina
– ¿Qué es aquello a lo que desde Trama al Sur se considera que se puede aportar en tanto trabajo político?
– Nos genera una gran responsabilidad continuar con este proyecto que surgió en tiempos de la pandemia [por COVID-19]. Es una herramienta fundamental desde el punto de vista político por los momentos que está viviendo nuestro continente. Es un proyecto de construcción de largo aliento porque tiene una forma de funcionamiento quizás alternativa a otros espacios que abordan lo comunicacional, entre otras cosas porque es un proyecto militante, que no busca la inmediatez, que trata de generar espacios de construcción colectiva a largo plazo. Es un constante desafío y un proyecto a largo plazo sin eludir lo que está pasando en estos momentos en el continente.
– ¿Por qué me dices que es un proyecto militante?, ¿qué se milita desde Trama al Sur?
– Cuando surgió esta idea, en la pre-pandemia, lo hicimos junto a dos compañeros: el documentalista Gustavo Carbonell, quien es cineasta y documentalista, y Fortunato Galizzi, que es docente de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos. Con ellos comenzamos a pensar y luego se acercaron otros compañeros y compañeras de otras latitudes, y se planteó la necesidad de elaborar un documento fundacional que plantea los horizontes que estamos caminando y que vamos a caminar en Trama al Sur. Es un proyecto a la izquierda, y cuando digo militante lo es no solamente desde el punto de vista económico, porque esto no está financiado sino por el aporte de quienes dan su tiempo de trabajo desde el ámbito del cine, la literatura, las ciencias sociales, el diseño gráfico, la radio, la fotografía. Todo esto ha hecho posible que en la primera etapa del proyecto se lograran no solamente contenidos, sino también diversas dinámicas de trabajo como los plenarios y otras instancias que no fueron públicas, como lo fue el encuentro de niños y niñas latinoamericanos que tuvieron la oportunidad de conocerse y contarse cómo estaban viviendo la pandemia, o el curso de formación para la interna de la Trama donde participaron referentes de los Derechos Humanos, en el marco de una idea que es impulsar un observatorio en América Latina.
Trama al Sur se expresa a través de diversos ejes temáticos. Al principio se organizaron grupos de trabajo, luego plenarios generales, etc. Desde Colombia, por ejemplo, se planteó el término interseccionalidades para debatir acerca de los problemas de las poblaciones migrantes, las luchas feministas, etc.; también está la soberanía alimentaria como eje temático, y la comunicación entendida como la comunicación popular, etc. Pero quiero resaltar que desde el inicio nos pasó, con el mundo en pandemia y muchos países en cuarentena, la gente tuvo necesidad de expresar mucho a través de las redes sociales. No se podían juntar físicamente con el otro en la calle o en el club del barrio, por lo que resultamos siendo eco de mucho de eso. Allí comenzó el debate acerca de qué hacíamos al respecto, si replicábamos las noticias que nos llegaban desde las organizaciones sociales, o si generábamos un espacio que tomara esos elementos pero que generara nuevos contenidos. Allí optamos por la segunda alternativa, que demora más, pero si optábamos por lo primero estábamos reproduciendo las lógicas de las redes sociales en las que se publica mucho pero de lo que no se dispone del tiempo ni de la capacidad para digerir todos esos estímulos. Organizamos esos ejes a través de la página de la Trama.
Aquí no hay un consejo editorial ni mucho menos, sino consultas entre los compañeros y compañeras, donde vamos conversando. Tampoco está estipulado, como sucede en otros espacios, sobre normas de los artículos. De hecho, los hay muy breves y otros extensísimos, que son tesis del mundo universitario. Allí, en la página, también se puede encontrar el trabajo de un equipo de fotógrafos que se fue formando con profesionales de Argentina, Chile y Paraguay bajo la coordinación de Martha Passeggi; hay gente muy valiosa trabajando con nosotros como la fotógrafa de Madres de Plaza de Mayo, Mónica Hasenberg; se fueron arrimando gente de la producción audiovisual, el compañero Polo Martí, referente de la música popular argentina quien impulsó el ciclo de producción propia De la raíz al fruto, que se inauguró con Juan Falú y contó con la participación de varios exponentes del arte latinoamericano.
Todo se fue dando como si lo fuéramos amasando. Desde afuera es difícil comprender esta dinámica, pero ese fue el funcionamiento de estos años desde 2020.
– ¿Cómo se sostiene Trama al Sur?
– Si uno se pone a pensar en estos años desde el nacimiento de la Trama en la primavera de 2020, el proceso inicial culminó en diciembre pasado con la publicación de un libro impulsado desde aquí.
Entre otras actividades se generó el abrazo de los pueblos libres, que inicialmente tendría lugar en Misiones, pero que luego por diversas cuestiones de las propias características de este proyecto militante, a la intemperie, un proyecto hormiga, no es tanto una instancia a la cual llegar sino que ya está siendo.
El propio concepto de la Trama, del tejido que la compone, es un abrazo de los pueblos libres que está en construcción. Es por ello que se generaron estos conversatorios con organizaciones sociales de América Latina y el Caribe, donde se coordinaron actividades por los 100 años de Paulo Freire con gente de Brasil, con el CEAAL [Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe] desde México, se arrimaron contactos y muchísimas reuniones para tratar de explicar lo que era la Trama, que no es un medio de comunicación, sino un espacio político que convoca a militantes, organizaciones sociales, sindicatos de trabajadores, pensado desde la izquierda. Hay una amplia pluralidad, porque se puede dar cuenta de compañeros y compañeras de Brasil que –por ejemplo- son muy críticos con respecto al trabajo del Partido de los Trabajadores (PT), o gente que proviene desde sectores anarquistas u otras expresiones progresistas, o también compañeros militantes de los pueblos originarios del Perú y Bolivia.
¿Cómo se sostiene todo esto? Con la inquietud del chispazo inicial de que no nos podíamos quedar quietos, que no se estaban planteando medidas sanitarias de cuidarnos con los tapabocas, con evitar el contacto corporal, sino que sentíamos que estábamos y estamos viviendo una situación bastante complicada para nuestros pueblos, donde los espacios de expresión, de articulación de las organizaciones sociales estaban siendo golpeados.
– ¿Cómo impacta al proyecto el hecho de no disponer de financiamiento corporativo?
– Una cuestión importante a subrayar es que nunca nos propusimos romper el blindaje mediático, porque entendemos que es un desafío muy grande y que requiere otros aliados y otros escenarios. Fue toda una discusión interna. El momento que está pasando Trama al Sur es también consecuencia de haber elegido este camino militante, de no estar bajo el apoyo de otras organizaciones desde el punto de vista económico. Eso, coyunturalmente, ha impactado por varias razones. Una de ellas es que hubo gente que tuvo que volver a sus trabajos y les ha quedado menos tiempo para este espacio de militancia. Otros fueron económicamente impactados por el desempleo o por la salud. Todo eso lo hemos venido conversando, reflexionando y problematizando, para que el escenario sea diferente y ver cómo nos plantamos de ahora en más.
Indudablemente, el hecho de que este proyecto no tenga una financiación impacta, recae sobre horas de militancia, de trabajo, de trabajos, de equipos que les roban tiempos a sus familias. Pero pensamos que las cosas que se lograron en estos dos años fueron posibles, entre otras cosas, por tener un documento fundacional, por tener un funcionamiento a través de plenarios, de ser muy francos, de ser un proyecto abierto pero no para todo el mundo, por eso el eje de ruta del documento fundacional, de no apuntar a la inmediatez. Creo que estamos viviendo un foquismo comunicacional tremendo…
– Profundízame sobre esto por favor…
– El otro día escuchaba a un compañero que vino a Uruguay desde España, y se me vino a la cabeza la idea de foquismo comunicacional, que no refiere solamente a las redes sociales, sino que también se expresa en los medios de comunicación tradicionales. Lo que se busca es un efecto a corto plazo para generar determinados impactos, y muchas veces esas búsquedas no generan caminos de soberanía comunicacional, que es lo que en última está en debate. Esto no puede ser entendido de manera aislada, sino desde el punto de vista económico, de las infancias, los derechos, de las luchas feministas, la educación, etc. Me da la sensación que este foquismo nos desvía la atención de la construcción de espacios humanos y políticos, y por lo tanto de proyectos a largo plazo.
– Si no se busca romper con el blindaje mediático, ¿qué se busca?
– No nos planteamos romper con el blindaje porque no tenemos las herramientas y los aliados para hacerlo. Tuvimos esta discusión durante mucho tiempo. Sería ilusorio y hasta podríamos usar la etiqueta queremos romper con el blindaje comunicacional. El blindaje es algo más complicado, no es un muro que se rompa. Allí también opera el foquismo comunicacional incluso desde una cierta inmadurez, de creer que desde ciertas acciones se puede romper un cerco, cuando es algo mucho más complejo. Las cuestiones que están presentes en los medios hegemónicos y en muchos medios alternativos de América Latina y el Caribe prácticamente silencian, desconocen, estereotipan, centralizan desde una visión capitalina y macroencefálica, determinadas expresiones de la gente. Estas pueden estar vinculadas con, por ejemplo, el arte, pero no necesariamente con las industrias culturales, las culturas de masas, las ediciones de discos, a los espectáculos, etc., sino a una visión mucho más amplia, sostenida en el tiempo y por otros circuitos.
También son silenciados otros aspectos de la lucha de las organizaciones sociales. Esto porque se recurre a amplificar ciertas cosas, se eligen algunos y no otros. Voy a dar un ejemplo: ahora tenemos en carpeta mucho material para ser editado. Pero, en el tema de los conversatorios, entramos en contacto con organizaciones sociales y les contamos un poco el concepto de Trama al Sur y del abrazo de los pueblos libres pero, en realidad, las temáticas no fueron propuestas por nosotros. La idea era generar el espacio y que las organizaciones encontraran los temas para reflexionar. Por supuesto que hubo una línea de trabajo, se propuso que en esas mesas hubiera una pluralidad territorial, cultural, de género, de realidades geográficas, etc. Los artículos que surgieron fueron muy interesantes y profundos, como uno que estudió sobre la realidad económica de las organizaciones sociales del Río de la Plata en el Siglo XIX. Todo eso busca colectivizarse, cosa que es muy difícil. A nosotros nos encantaría hacer un montón de cosas más, pero en este momento embrionario en el que estamos, si miramos para atrás ha sido muy positivo. Ahora, si miramos hacia adelante, los desafíos son muy grandes y habría que ver si podemos sostenernos con las herramientas que hemos trabajado.
– ¿Se advierten parresías en el contexto de Trama al Sur?
– En mi caso personal, estuve vinculado a las radios públicas por más de 15 años, pero a partir de la asunción de este nuevo gobierno [de la administración del presidente Luis Lacalle Pou] ya no lo estoy más. No quiero vincular eso al hecho de pertenecer a la Trama, pero sí a pensar como pienso, que viene de mucho antes. Y no sé si fue por consecuencia de pertenecer a la Trama, pero en Uruguay muchos compañeros y compañeras están teniendo problemas laborales, económicos, etc.
En Uruguay está el motor de la Trama porque aquí surgió y aquí están los equipos técnicos. Eso ha enlentecido algunos procesos, pero como somos bastante cabezas duras, la idea es que la Trama haya venido para quedarse.
La situación está impactando en lo económico, laboral, anímico, en la salud, etc., y me imagino que también sucede en otros lugares. Pero miramos para atrás y tenemos una responsabilidad con todo lo que hemos generado. Para dar algunos ejemplos, tenemos alrededor de 50 artículos sobre la figura de [el cantautor, poeta, escritor y periodista uruguayo] Alfredo Zitarrosa; [el cantautor popular argentino] Víctor Heredia publicó especialmente para la Trama; [el escritor, músico y político ecuatoriano] Galo Mora también participó. Hay varias cosas que están en carpeta y varios proyectos, pero se trata de seguir tejiendo…