Harry Fear es un periodista británico independiente que ha estado informando sobre los dramáticos acontecimientos relacionados con la guerra en la Franja de Gaza. Ha reporteado para reconocidos medios y con transmisiones en vivo a través de su blog HarryFear.com. «Los palestinos no se van a rendir porque decidieron que manifestarán su espíritu de resistencia», afirma.
Entrevista: Daniel Lencina
Foto: Dina Adel
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– Has estado en Gaza en muchas ocasiones, en 2012, en 2014. ¿Cuál es la diferencia entre lo que está sucediendo allí hoy y lo que ocurría en el pasado?
– Es un contexto tan triste en el que nos encontramos, con un genocidio que está ocurriendo a toda velocidad.
Fui a Gaza por primera vez en 2012, hace más de una década. Estuve varias veces allí e incluso viví durante un tiempo. Pero la mayor parte de mi contribución fue realmente como reportero independiente, particularmente durante 2012, cuando las redes sociales aún estaban en sus inicios y la transmisión en vivo era todavía algo muy nuevo. Transmitir desde una zona de guerra a través de Ustream.tv se volvió viral y estremeció a muchas personas, escuchando los sonidos de los drones y de las bombas de este tipo inglés en Gaza.
Pero eso es realmente un paradigma alejado de lo que hoy está sucediendo en Gaza. Todavía tengo amigos y colegas allá. Más allá de todo egoísmo, todavía no he perdido a nadie conocido. Cada vez que me atrevo a leer las noticias lo hago con la esperanza de no enterarme de alguien conocido que haya sido asesinado, porque Israel va tras todo lo que pueda en el más corto período de tiempo, como si lanzara una bomba nuclear sobre Gaza. Eso es lo que está ocurriendo ahora mismo, y por eso es que la gente lo llama genocidio, con cada operación israelí, con cada bombardeo.
Israel utiliza esto como justificación para desatar tanta brutalidad como pueda contra el pueblo de Gaza. Ahora, con el 7 de octubre y lo que creemos que sucedió, Israel tiene, en cierto sentido, la mayor carta blanca que jamás haya tenido. Lo que la gente piensa, y debo tener mucho cuidado con lo que digo aquí, que es un acto final hacia Gaza, buscando limpiarlo para siempre del lenguaje y de la mentalidad israelíes.
Eso es lo que estamos viendo ahora. Estamos viendo el uso del 7 de octubre para deshacerse de Hamás, no hay dudas. Pero no se trata solo de Hamás. En términos del conflicto entre Israel y Palestina, Hamás es un adolescente. Se trata de resistencia, de voluntad, de espíritu y también de civilización. Israel está haciendo todo lo posible para acabar con esa resistencia, esa voluntad, ese espíritu y la civilización en Gaza. Y si puede lograr que los palestinos se vayan porque estar vivos es más importante que ser martirizados, entonces habrá logrado sus objetivos.
– ¿Qué le está mostrando esta guerra al mundo, qué es lo que está quedando en evidencia?
– La palabra «evidencia» es realmente interesante porque cuando la guerra comenzó en 2012, solo duró un corto período de tiempo en comparación con esta en curso. Fue una guerra que empezó en Twitter. Los israelíes lo anunciaron en Twitter y eso fue todo una novedad. Estamos en 2024 y tenemos TikTok, ¿y qué hay? Cientos, miles de videos de soldados israelíes en Gaza actuando como adolescentes, grabando esos videos, humillando a los palestinos a plena luz del día, celebrando con orgullo los crímenes de guerra que están cometiendo contra el pueblo. Entonces, cuando hablamos de evidencia, es algo extraordinario.
Piénsalo y compáralo por un segundo con los británicos y los estadounidenses, que suelen ser muy rápidos y relajados con respecto a los crímenes de guerra. Pensemos en Irak y en Afganistán. Basta pensar en lo difícil que fue exponer a los escuadrones de la muerte en Afganistán: los australianos habían entrado y matado a los llamados talibanes durante la noche, y en realidad eran solo niños. Luego colocaron las armas, y el resto tardó varios años en quedar al descubierto.
Volvamos ahora a los israelíes en Gaza. Literalmente están celebrando los crímenes de guerra, los políticos de la Knesset israelí los celebran. En los medios hablan de crímenes de guerra y amenazan con más. Entonces, cuando hablamos de evidencia, Israel realmente ha perdido el rumbo, y se está mostrando como un verdadero régimen fascista.
Las palabras ni siquiera alcanzan a expresarlo porque no hay vergüenza. Ese es uno de los componentes clave, no hay vergüenza. Parte del mensaje israelí es proyectar terror sobre sus vecinos, mantenerlos a raya, mantener a raya a Hezbolá, a los jordanos y a los egipcios. Se busca aterrorizar, proyectar poder; en la jerga militar, privilegio y disuasión.
Claramente Israel lo ha logrado. Pero la pregunta es si también logró destruir su propia imagen como estado de forma que cualquiera de sus aliados sea incapaz de continuar proporcionando no sólo cobertura diplomática e ideológica, sino también armas. Desafortunadamente hasta ahora, debido a que los medios han estado muy controlados, eso no se ha roto, y por eso el apoyo continúa. Tal vez se haya producido solo una grieta del 1% en su armadura.
Esta mañana, justo antes de esta entrevista, estaba escuchando un informe de Rusia y Ucrania, y casi destrozo la radio al escuchar la forma en que hablaban sobre los crímenes de guerra rusos, cuando el contexto ruso-ucraniano es igual al de Israel. En cambio, se suprimen los rasgos del conflicto palestino-israelí de forma que la excepcionalidad de lo que los israelíes están haciendo no se transmite plenamente. Por lo tanto, no se cumplen las implicaciones políticas normales.
– Más allá de todo este dramático espectáculo, ¿todas estas víctimas realmente importan para el mundo y para el poder? Y si no, ¿qué cuenta?
– A veces me emociono cuando oigo hablar de la comunidad internacional porque la gente dice «oh, la comunidad internacional está permitiendo que todo esto suceda». No existe tal comunidad internacional. Ya sabes, los estadounidenses espiaron a la ONU, robaron muestras de ADN de los delegados. Ellos ejercen un enorme control sobre los mecanismos, y la ONU es simplemente otro foro en el que ejercen su poder e influencia. Entonces, cuando hablamos de la comunidad internacional, en realidad es solo propaganda occidental, son solo nosotros y nuestros amigos.
Entonces, cuando nos preguntamos si las víctimas importan, los ciudadanos ingleses y británicos de a pie sí se preocupan por los palestinos y, de hecho, la avalancha de solidaridad que hemos atestiguado desde el 8 de octubre hacia los palestinos y la magnitud del mal que se está cometiendo es evidente. Los seres humanos somos humanos, lo sabes. El problema es que no tenemos democracias fructíferas que realmente funcionen y donde estas opiniones sean respetadas y mantenidas porque a menudo no tenemos políticas exteriores éticas.
Lamentablemente, gran parte de nuestra política está desconectada de la forma en que realmente funciona el mundo. La forma en que el mundo funciona es que es una linda idea pensar en la importancia de las víctimas. Así tenemos nuestras economías occidentales seguras y florecientes, en Europa, por ejemplo. Pero en cierto modo, el lado oscuro de mantener nuestras fronteras, nuestra ventaja económica, nuestra destreza militar, es que otras personas son oprimidas, desposeídas, masacradas y torturadas.
Sí, a la gente común sí le importa. La gente no quiere que ésta sea nuestra política exterior, no quiere que así sea la forma en que funciona el mundo. Pero lamentablemente lo es, y hay una especie de conspiración implícita en la que no se permite mostrarlo. No se permite a las personas pensar por sí mismas y expresarlo. La política exterior está fuera de todo límite.
– ¿Cuáles son los intereses de poder que actualmente pujan y colapsan en Gaza?
– Vemos a Joe Biden después del discurso sobre el estado de la Unión, después de anunciar ese muelle que está construyendo y que tomará uno o dos meses con el trabajo de cientos de miles de tropas estadounidenses. Este es un capítulo realmente sorprendente en la guerra de Gaza. Pero sí habla de intereses porque debemos recordar que Gaza ha estado bajo una especie de asedio militar hermético por parte de Egipto e Israel. Egipto está bajo el control de Israel desde hace décadas, por lo que los estadounidenses entraron y les dijeron a los israelíes, a Benjamín Netanyahu: «Estamos construyendo este muelle. Vamos a entregar ayuda humanitaria y lo haremos de manera dramática. Entendemos que ustedes no abrirán sus fronteras terrestres. Se lo hemos pedido, pero no lo harán. Así que vamos a hacer algo que nos parezca bien, y a ustedes también les quedará bien». Eso sería políticamente correcto tanto para el contexto interno israelí como para el estadounidense en un año electoral. Son intereses de poder.
Esto es clave porque evidencia hasta qué punto ni siquiera los estadounidenses han podido influir sobre los israelíes. No han podido lograr que abran las fronteras terrestres para permitir la entrada de ayuda humanitaria, y así están matando de hambre a toda Gaza. Incluso con estos lanzamientos desde el aire, siguen matando de hambre a Gaza; la gente está muriendo.
Es sorprendente y casi surrealista ver a los estadounidenses sintiéndose incapaces de ejercer influencia sobre los israelíes para decir: «mira, vamos a retirar el apoyo a menos que abras el cruce de Rafah para enviar ayuda a tiempo completo». Eso no lo han hecho. ¿Quién sabe si eso se debe a que Biden tiene afinidad con el Estado judío? Lo que sea, pero no pudieron ejercer control, no sienten que puedan hacerlo. ¿Barack Obama lo habría hecho de otra manera? No sabemos cómo funcionan realmente las cosas detrás de escena, cuáles son las conversaciones, cuáles son los verdaderos esfuerzos políticos. Es difícil decirlo, pero los estadounidenses suministran armas a los israelíes, y si retiraran su apoyo, cosa que no han hecho, se produciría una cascada y lo cambiaría todo.
Con respecto a los intereses regionales, sí, se dice que Irán mueve los hilos de Hamas y de otros grupos combatientes en Gaza. Obviamente existe algún tipo de vínculo entre Hamás e Irán, entre Hezbolá e Irán. Pero hay que recordar que, a pesar de esa conexión, hay también una división sectaria islámica. Así que la idea de que son meras marionetas de Irán es errónea, no solo por el sectarismo, sino que es una simple representación simbólica de esa diferencia. Está el propio Hamás, y hay otros grupos combatientes, otras facciones palestinas que tienen sus propias alas militares. Y en tiempos de guerra, todos se unen y hacen las cosas prácticamente en coordinación.
Luego están los otros actores regionales. Está Egipto, que es muy reticente a permitir que los palestinos busquen refugio en su tierra, especialmente en masa. Esa ha sido toda una línea roja para los egipcios, y es digno de mencionarse porque los egipcios pusieron este límite y los israelíes debieron seguir adelante. ¿Se trata de un poder puramente egipcio o también de la UE que dice «no toleraremos que los palestinos sean desplazados en masa al Sinaí»? Es difícil de saber.
«Gaza: Still alive», reportaje de Harry Fear para RT.
Lo que sí sabemos, por otro lado, es que los egipcios comenzaron a construir un campo de concentración en el Sinaí para usarlo en caso de que se produzcan grandes desplazamientos. ¿Egipto simplemente pretende hacer cumplir esta línea roja?, ¿o en realidad está detrás de escena dispuesto a aceptar los ambiciosos planes de Israel? Por ahora solo sirve para salvar las apariencias.
Creo que, en este mundo multipolar, China y Rusia obviamente han actuado para frenar a los estadounidenses hablando en contra del derecho internacional y todo lo demás.
Así que quienes vivimos en el planeta escuchamos a otros estados poderosos referirse sobre la situación con toda normalidad. Y luego está el resto del mundo que cada año se pronuncia para que los palestinos tengan voz y voto sobre el fin de la ocupación israelí, y están más o menos en línea con la gente común y corriente.
– ¿Existe algún tipo de conexión entre estos hechos y lo que está sucediendo en otras regiones del mundo como Ucrania, América Latina, Venezuela, Colombia, etc?
– Supongo que a nivel metafísico todos son conflictos, todos son teatros en los que las grandes potencias intentan ejercer control. Si los comparamos, la resonancia es que el imperialismo está presente en todos estos casos. Y cuando se trata de campañas militares, están tratando de quebrar los movimientos de resistencia nacional de la misma manera que en Palestina.
Se podría decir que están queriendo hacer lo mismo en Ucrania, aunque podría argumentarse que es un poco diferente debido a la presencia de algunos grupos neonazis entre las fuerzas ucranianas.
Para mí, la resonancia es que todos estos son teatros en los que las grandes potencias tratan de ejercer su influencia y no permiten que las cosas sean de otra manera.
Los estadounidenses querían elecciones en Palestina y Hamás ganó. En cuestión de semanas, todo había terminado para Hamás y el asedio estaba en marcha; «lo siento, se te permite la democracia, pero no esa elección». Sí, igual que con las elecciones rusas.
Lo mismo ocurre en América Latina, donde los estadounidenses sienten que ellos mismos deben defender las líneas rojas. Y si no les gusta lo que está pasando, habrá golpes de estado. Se está dando un ejemplo al mundo y quieren que se respete.
Volviendo al contexto de Oriente Medio, y volviendo a lo que era Egipto después de la primera revolución, cuando teníamos a Mohammed Morsi tras las elecciones. Ahora es casi una fantasía mirar hacia atrás porque la situación es tan mala que se ha retrocedido aún más, mucho peor de lo que era originalmente bajo [Hosni] Mubarak.
Por eso las poblaciones se encuentran realmente en un estado de indefensión aprendida. Es como si intentaras y trataras de conseguir libertad, lograr cierta representación, pero ahora has aprendido la lección y no vuelves a intentarlo. Se trata de la misma brutalidad cayendo sobre la cabeza de la gente como lo vemos en Gaza. «No intentes levantarte. De lo contrario, eliminaremos a toda tu familia. Acabaremos con todo tu vecindario. Y en la guerra de Gaza de 2023-2024, acabaremos con toda una civilización».
Es ese tipo de intento de quebrar el espíritu de la gente que quiere vivir con su propia representación democrática, con sus propias elecciones, con su propio sistema. Puede ser por un modelo económico diferente, o puede deberse simplemente a un contendiente ideológicamente diferente a la forma en que debería funcionar el mundo.
– ¿Podemos esperar entonces que el mundo actual y futuro se caracterice por este tipo de conflictos sin ninguna otra posibilidad, sin salida posible?
– No estoy tan convencido en cuanto a la situación en general. No puedo decir que tenga esperanzas objetivas sobre la situación de Gaza. Aunque creo que debido a lo que pasó, lo que queda de ella, la imagen de Israel ha quedado realmente destruida durante una generación. Y entonces esto ahora puede significar que la propensión a una campaña anti-apartheid contra Israel probablemente se produzca en los próximos cinco o diez años, lo cual podría ser algo positivo.
Pero en términos generales, olvidando por un momento el conflicto palestino, si hablamos de un mundo futuro, este tipo de conflictos, sí.
Está, por ejemplo, el problema del cambio climático, de la injusticia climática. Hace algunos años estuve en Malawi. Hice un documental en ese país terriblemente pobre, uno de los más pobres del mundo y desproporcionadamente afectado por el cambio climático. En otras palabras, en términos de justicia climática, si puedo usar ese término en este contexto, este es un caso de enorme injusticia climática porque Malawi ni siquiera se ha desarrollado y está sufriendo todos los efectos de nuestra contaminación. Éste es solo un ejemplo extremo, pero cualquiera con los ojos abiertos puede ver que las guerras que se producirán en las próximas décadas debido al cambio climático harán que la situación de Gaza parezca menor. Me refiero a la escala de la guerra, y me refiero también a la capacidad con la que los conflictos serán normalizados de modo que ni siquiera pensemos en que están ocurriendo.
Es como las guerras con drones de [Barack] Obama que hicieron que todo continuara en Afganistán y Pakistán sin ningún costo humano para los estadounidenses y, por lo tanto, básicamente sin informes al respecto. Estoy seguro de que así funcionará con muchas de las guerras climáticas, que muchas de ellas existirán y ni siquiera sabremos que están ocurriendo porque estarán utilizando milicias privadas o drones o esas fuerzas de respuesta rápida que casi pueden mantenerse por fuera de las noticias.
En este sentido, no tengo esperanzas sobre la situación futura. Pero, en términos de la huella militar israelí en Gaza, es en cierto modo única por su desvergüenza. Creo que ni siquiera los británicos y los estadounidenses tuvieron ese nivel de desvergüenza cuando eliminaron a ISIS en Raqqa, destruyendo al Estado Islámico como civilización.
Para ser honesto, la huella militar israelí en Gaza no es tan cualitativamente diferente a la que dejaron los estadounidenses y los británicos en Raqqa. En algunos casos es peor, pero sucede que Gaza es de una escala muy pequeña, y en el contexto israelí está la cuestión de cuánto tiempo realmente tienen los israelíes para despejar toda un área antes de que los estadounidenses les digan que se detengan.
Ese es otro factor diferenciador. Mientras que a la hora de deshacerse de ISIS la coalición liderada por Estados Unidos tuvo cierta moderación porque hubo muy pocos informes al respecto, los israelíes no son, en términos de operaciones militares, los únicos malvados en esta respuesta. Creo que es el contexto lo que hace que la forma en que se desarrolla, la ideología y la historia que lo rodea, lo que hace que la gente sienta que los israelíes están haciendo algo singularmente malvado.
Son la ocupación y el despojo continuos lo que hacen que la gente sienta que esto es algo realmente horrendo. Pero en lo específicamente militar, no estoy seguro de cuán diferente realmente es.
– ¿Existe alguna posible salida positiva no sólo para esta situación en Gaza, sino para el mundo? ¿Alguna esperanza? Y si es así, ¿cuál es?
– En cuanto al conflicto entre Israel y Palestina, creo que hay esperanza porque los israelíes han colgado su propia soga de la manera en que han actuado y se han expuesto. Aunque en gran medida esto ha sido saneado en Occidente, la pregunta es ¿hasta qué punto se ha dañado la imagen de Israel como para que ahora se pueda emprender una campaña contra el apartheid israelí? Esa es la pregunta, y es una luz en el horizonte.
Los palestinos están más desposeídos que nunca, acaban de perder todo un territorio, de sufrir una enorme fuga de cerebros de Gaza, ya sea porque la gente que tiene dinero y está bien educada puede marcharse, o porque fueron directamente aniquilados. Israel ha atacado a ingenieros, universidades, escuelas, básicamente cualquier cosa civilizada. Así que no se puede decir que la cosa vaya bien.
Lo mismo ocurre con el cambio climático. No veo ninguna razón para tener esperanzas objetivas al respecto. Incluso si todos despertáramos repentinamente y descarbonizáramos como si fuera la emergencia que es, todavía hemos acumulado suficiente calentamiento como para tener guerras climáticas. Seguiremos teniendo resultados obscenos.
Creo que las cosas van a empeorar climática y políticamente a medida que la extrema derecha crezca como respuesta a la falta de éxito de la representación democrática; es notable el crecimiento de la derecha a medida que las cosas empeoran económicamente y en términos climáticos. Si aceptamos eso, algo que creo que debemos hacer es decir: «bueno, podría haber aspectos positivos donde hubo una restricción a todo ese proceso, donde hubo resistencia contra la oscuridad».
Esa es la única manera en que encontremos algo positivo, el glamour, porque la tendencia más amplia que todos podemos ver es que los humanos hemos perdido el rumbo, la llamada comunidad internacional lo ha perdido, y la forma en que el poder reina en el mundo lo ha perdido.
Toda esta situación en Gaza ocurre porque los estadounidenses permiten que los israelíes hagan esto a plena luz del día. La idea de «no te preocupes, los adultos nos encargaremos. No te preocupes que con la ONU tenemos un mundo multipolar» es sólo una broma de mal gusto. Y así será mientras busquemos resultados positivos a ese nivel.
Nos sentiremos profundamente decepcionados si realmente nos preocupamos por la forma en que funciona el mundo y cómo se exponen realmente los hechos. Así que tenemos que buscar los aspectos positivos, la resistencia activa, las grietas en la imagen pesimista más amplia.
Puedo concluir con una nota positiva y decir que los palestinos en Gaza nunca se rendirán. Quiero decir, se puede lograr traumatizar a la gente durante generaciones asociando a Gaza con la pérdida de toda una civilización; «no sólo vas a perder los edificios, a tus vecinos, sino a toda tu familia». Ahora el nivel de trauma se tradujo en algo aún más profundo, eso está bastante claro. Pero los palestinos no se van a rendir porque han decidido, en su cultura y en su manera de abordar el despojo y la ocupación de sus tierras, que van a manifestar un espíritu de resistencia. Entonces, no se trata de éxito. No se trata de cuándo obtendrán el reconocimiento de sus derechos. Se trata de la resistencia activa. Se trata de aferrarse al significado. Se trata de desconectar parte de la desesperanza objetiva y afinar parte de la esperanza subjetiva.
Ese mecanismo les ha sido muy útil durante décadas. De lo contrario, ¿por qué no abandonaron Gaza hace mucho tiempo si pudieron haberlo hecho? Tengo amigos que regresaron a Gaza porque preferían estar allí. No ahora, sino antes del 7 y 8 de octubre. Preferían volver a esta zona de guerra asediada precisamente por el espíritu de resistencia. Por eso creo que en todo esto hay una lección más amplia: no se trata de desesperanza objetiva, sino de esperanza subjetiva y de espíritu de resistencia.
– Muchas gracias Harry.
– Con todo gusto.