José Nieves es Editor Jefe de El Toque, el portal web de noticias de La Habana en el que participan periodistas exiliados. Habla del periodismo cubano, de las secuelas dejadas por las décadas de bloqueo, la posición de la isla en el mundo. «Se puede tener una mayor o menor presencia, te acosan más o menos, pero no hay nadie ejerciendo tranquilamente el periodismo en Cuba», dice.
Entrevista: Daniel Lencina
Foto: Jo Kassis
– ¿Cuál fue la motivación inicial del proyecto de El Toque?
– El Toque nació en 2014 de la mano de una organización holandesa, la por entonces Radio Netherlands Wereldomroep, transitando a una organización no gubernamental que hoy se llama RNW Media, cuyo enfoque es la promoción de espacios digitales para empoderar a los jóvenes y ampliar los espacios de acceso a la información.
Entre 2014 y 2016 este proyecto coincidió con autores de México, Venezuela y Cuba: El Toque, fue creado como una plataforma en la que los holandeses proveían el soporte, mientras que el contenido era producido por creadores de contenido y periodistas latinoamericano. Luego cerraron México y Venezuela como parte de una orientación del proyecto, pero en Cuba se dio un contexto de relativa apertura. Eran las épocas de la negociación y normalización con Estados Unidos, una época de transición, también porque estaba llegando Internet, un poco más de apertura económica, una transición demográfica, de una nueva generación llegando al espacio público.
El Toque fue parte, en 2016, de una oleada de nuevos medios independientes que estaban apareciendo en Cuba, en un contexto de relativa tolerancia del aparato represivo del Partido Comunista hacia las iniciativas independientes. Luego nos desarrollamos, y desde el 1º de enero de 2018 el proyecto es enteramente gestionado por cubanos. La organización holandesa hizo una transferencia de la plataforma, la marca, la web, la gestión, a una organización que creamos los cubanos1, por lo que es una plataforma completamente cubana en su gestión y definición.
Sin embargo también es un medio desde el exilio. No tenemos una redacción central y quienes hacemos El Toque estamos ubicados en diez países diferentes. Sí hay personas en Cuba, claro, pero la mayoría estamos en otras partes, sobre todo en España. Yo en Estados Unidos, igual que otra parte del equipo, y otras personas están en Canadá, México, Ecuador, Argentina, Chile. Hemos terminado desperdigados por el mundo de la misma manera que la sociedad y la juventud cubanas. Y así El Toque se ha convertido uno de los principales medios que tributa información a la audiencia cubana. Tenemos cientos de miles de personas todos los días entrando desde Cuba para ver nuestro contenido.
– Tal vez Yoani Sánchez haya sido una de las principales referentes que se ha manifestado abiertamente sobre la administración cubana, pero no la única. ¿Qué tienen que decir los comunicadores cubanos sobre el ejercicio del pronunciamiento de la palabra en su país?
– Sí, Yoani es un ícono. Su rol y su presencia son muy importantes y es muy reconocida en el contexto internacional. Lanzó 14yMedio, que es un medio precursor, aunque pertenece a un grupo de personas que no es el mismo del que creamos otros medios independientes.
Yoani ha seguido resistiendo desde La Habana y por supuesto que sigue siendo un referente. Nosotros somos una generación más joven, literalmente hay una diferencia de una generación entre ella y nosotros. Y hoy lo que hacemos es parte del mismo concierto de medios, cada uno con su perfil, con su espacio y posicionamiento específico, tratando todos de contribuir a un mayor acceso a la información para la audiencia cubana.
– ¿Has sufrido, tú o El Toque –individual o colectivamente– amenazas, persecuciones, censuras, es decir, parresías, por parte de la administración gubernamental?
– Sí. Cuando dije que somos un medio del exilio no es porque nuestro traslado haya sido voluntario. En realidad, mientras estábamos en Cuba, no fuimos víctimas de la represión al nivel que lo fueron otros periodistas independientes. Pero también coincidió con el momento en el que las tensiones se profundizaron, con una crisis multidimensional, política, económica, energética, demográfica, de todo tipo. Esto se profundizó con la pandemia y luego vinieron las protestas del 11 de julio de 2021 como resultado de un deterioro que llevaba ocurriendo un año.
Lo que pasó es que también fuimos convertidos en objetos de estas campañas de represión, y nuestros colegas fueron detenidos, interrogados, se emplearon técnicas de tortura psicológica con varios de ellos, eran detenidos sin órdenes policiales, expuestos ante la televisión nacional, amenazados, se les prohibió salir del país, etc. Todo eso hizo que hubiera una salida masiva de trabajadores de El Toque, porque el riesgo para nuestra integridad física y emocional era muy alto.
Pero esto no es singular de El Toque, porque es la realidad que deben enfrentar todos los actores de la comunicación que planteen algún tipo de disputa crítica al sentido del régimen. Pueden haber ciertos márgenes de tolerancia, de acuerdo al nivel de visibilidad internacional, también al nivel de negociación que se logre por detrás de los públicos, se puede tener una mayor o menor presencia, te acosan más o menos, pero no hay nadie ejerciendo tranquilamente el periodismo en Cuba. Sobre todo si ejerce periodismo, porque si hace propaganda conveniente al régimen, bueno, ese no tiene mucho problema.
– Tras varias décadas de bloqueo, ¿qué pueden decir los periodistas cubanos en relación a su vinculación con el mundo?
– Sí, esta eclosión de medios y periodistas independientes de 2014 en adelante fue ciertamente una que rompió ese aislamiento. Cuba es una isla geográfica y política. Pero de pronto ocurrió esta eclosión de medios muy profesionales, y lo digo no solo por El Toque. Tenemos medios independientes cubanos que en los últimos cinco o seis años ganaron el Premio Rey de España en periodismo, el Premio Gabo, los Online Journalism Awards, que es uno de los premios más importantes en Estados Unidos. Y puedo seguir, se han obtenido reiteradamente premios mundiales de periodismo de datos, y no son casos aislados. Cada año hay finalistas, se premia a los cubanos en estos grandes e importantes eventos internacionales, lo cual habla de la calidad del periodismo. Pero también eso ha permitido insertar al periodismo cubano en el relato y en las redes periodísticas en América Latina.
Y ha habido un trabajo muy consciente de algunas organizaciones y de propios medios para integrarse a ese concierto latinoamericano y mundial. De manera que hoy no hay eventos en latinoamérica donde no hayan representantes o articulaciones cubanas. Donde haya algo de periodismo investigación, allí hay cubanos: en la red de periodismo humano coordinada desde Argentina, hay un medio cubano; en los proyectos de la Revista Anfibia están los cubanos, también en Chile; en el encuentro periodismo digital de México también hay cubanos.
Entonces, definitivamente ya no hay tal aislamiento. Se conoce más a los medios independientes cubanos, al periodismo que se hace en Cuba y hoy esa realidad, que era común hasta hace cinco o siete años, ha cambiado radicalmente.
– ¿Cuáles son los lugares de Latinoamérica y Cuba en el marco de las tensiones geopolíticas actuales?
– Definitivamente Latinoamérica hoy no es foco de tensiones geopolíticas como las más grandes de Ucrania o Taiwan. Sin embargo, siempre se ha dicho que Cuba juega por encima de su peso en la arena internacional, porque el régimen cubano y la diplomacia de la llamada de revolución cubana, con los gobiernos de Fidel y Raúl Castro y sus sucesores, han jugado inteligentemente para destacar más allá de su tamaño, población y relevancia en los flujos comerciales mundiales.
Al régimen cubano no le queda más que tratar de presionar a Estados Unidos, que es su vecino colindante y en tensión, y para eso trata de meterse en los conflictos globales buscando algún tipo de nivelación. Así es que les ofrece a los chinos que pongan una base de espionaje, a los rusos su apoyo incondicional en su invasión a Ucrania, deseándole éxito al tiempo que tiene relaciones diplomáticas con Ucrania, lo cual es bastante contradictorio si lo que se busca es la desaparición de un país. Y luego están su influencia en alianza con Venezuela, con el gobierno madurista y la dictadura de [Daniel] Ortega en Nicaragua, y su determinada influencia –deteriorada pero todavía existente– sobre la izquierda latinoamericana… Entonces, cualquier gobierno que tenga signo de izquierda goza de la simpatía o por lo menos de tolerancia del régimen cubano que le permiten seguir jugando cartas incontestables. Incluso con gobiernos como el de Chile, de Gabriel Boric, que se identifica con la izquierda; el Partido Comunista presiona a esa administración y entonces las declaraciones sobre Cuba, sobre sus violaciones a los Derechos Humanos, siempre son tibias; «sí, la reconocemos, pero, y el embargo, y la soberanía…» Ya la nueva presidenta de México2, quien aún no ha empezado pero ya le preguntaron sobre Cuba, y habla de la soberanía de los pueblos. La soberanía se convierte en una carta-comodín para mirar hacia otro lugar y desconocer las violaciones a los Derechos Humanos que si ocurrieran en sus países serían intolerables. Yo creo que [Cuba] no está en el foco mundial, aunque trata de usar estas coordinaciones con gobiernos autoritarios de izquierda para ganar relevancia y así buscar presionar a su contendiente histórico, Estados Unidos.
– Aquí en Europa se habla mucho de que el capitalismo estaría por lo menos en una fase de declive; ¿consideras que es así?, y si lo fuera, ¿cuál sería el nuevo orden que emergería en su lugar?
– Yo no considero que sea así. No soy un analista ni un filósofo y mis referencias son de la vida más concreta, pero no veo ninguna alternativa al capitalismo. Lo único que veo es más capitalismo. Ninguna alternativa emancipadora de las que supuestamente se han construido ha sido realmente emancipadora. Disfrazan de emancipación lo que después se convierten en herramientas de chantaje, subordinación de las mayorías, y terminan reproduciendo los mismos mecanismos de acumulación de riqueza, de distribución de la propiedad, de la venta al capital foráneo.
No hay un ejemplos que se pueda decir que es el modelo de lo que sigue. Los BRICS son algo no logrado, y son capitalistas. Lo que en muchos casos se presenta como comunistas o alternativas a los modelos decadentes de occidente son modelos autoritarios. Putin es capitalista, China es capitalista y al comunismo le viene perfecto para justificar la represión de la expresión y el control político.
Entonces yo no creo que haya realmente ninguna alternativa al capitalismo. Entiendo que no es ambientalmente sostenible. Se necesitan varios planetas para mantener el ritmo de consumo y los niveles de desigualdad son horribles, pero lo que hay son evoluciones del capitalismo. Es una tendencia casi siempre hacia lo autoritario. Me pone sombrío el futuro, pero como alternativa no es.
– ¿Es posible pensar en un mundo más allá de los límites, de los riesgos nucleares, ambientales, incluso biogenéticos?, ¿va a haber una humanidad después de que cruzar la línea?
– Si cruzamos la línea no habrá nada, pero el asunto es que la crucemos. Sí creo que el contexto es muy peligroso y sobre todo la falta de conciencia y disposición a establecer acuerdos para impedir que se cometa. La cercanía con la que un error puede conducir a una bomba nuclear siendo lanzada realmente es preocupante. Sin embargo también creo que puestos ante el límite hay al mismo tiempo determinados mecanismos de control: no creo que haya nadie lo suficientemente irresponsable, incluso aquellos que aparentemente lo son y tienen un total desdén por la vida, como Kim Jong-un3, no llegan a ese nivel y solamente lo usan para mantenernos a todos en tensión. Insisto que es muy peligroso y un borde muy fino que si se pasa realmente las perspectivas de la especie humana son oscuras.
– ¿Crees que desde la comunicación pueden surgir posibilidades existenciales superadoras?
– En mi época más romántica probablemente, más joven, le veía a la comunicación una capacidad transformadora superior a la que tiene. Creo que la comunicación tiene una capacidad, un rol y un efecto, pero no per sé, no es un catalizador. Acompaña procesos de transformación social, construcción de nuevos consensos, pero no lo impone ni los precondiciona.
– Muchas gracias por tu palabra.
1 Se trata de la Fundación Colectivo Más Voces, que está legalmente registrada en Polonia en virtud de la imposibilidad de contar con personalidad jurídica como medio o como organización en Cuba. La fundación financia El Toque a través de grants y proyectos de cooperación internacional como el Fondo Velocidad, MEEDAN y la International Fact-checking Network, además de otros convenios con otros medios internacionales e ingresos de la agencia CATAO.
2 Se refiere a la presidenta electa Claudia Sheinbaum (partido Morena), quien alcanzó el cargo tras ganar las elecciones celebradas el 2 de junio de 2024 con una ventaja de 32 puntos, la mayor en unos comicios presidenciales en la historia mexicana. Debe asumir el próximo 1º de octubre para suceder a Andrés Manuel López Obrador (Morena).
3 Líder supremo de Corea del Norte.