Si de costos de hablar con franqueza y de decirlo todo se trata, pocos casos parecen ser tan evidentemente parresiásticos como el de la experiencia profesional y vital de la periodista argentina Liliana López Foresi. Mientras muchos “comunicadores” (así, entrecomillado) optan por la pasiva comodidad de ser cómplices al callar con consecuentes altos beneficios (económicos, de favores, de posicionamientos con el poder, etc.), López Foresi elige sobrellevar las consecuencias que conlleva lo parresiástico.
En su programa “Café a la Turca” que se emite por Radio Horizonte FM 94.5 de Bariloche, la periodista Roxana Arazi tuvo la oportunidad de entrevistar a Esteban Boxler, comunicador y alter ego de la prestigiosa locutora (por ella misma así definido), y conocedor de todas las vicisitudes que le han acarreado el decir verdades que, para ciertas esferas de poder, son por demás incómodas. Esta fue la ocasión para tratar abiertamente el origen de tan descarada censura durante el menemato de los años ‘90 en Argentina, los atentados que sufrieron tanto ella como su familia, y las esperanzas nunca abandonadas de volver a contar con un espacio en el que poner al servicio de la sociedad su valiosa voz y criterio.
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Liliana López Foresi: los riesgos de ser periodista mujer e independiente
Desde hacía mucho tiempo tenía este “pendiente” como profesional, pero también desde lo humano. Desconozco por qué esperé hasta este momento para saldarlo, pero hay ocasiones en que ese momento llega cuando tienen que llegar. Y seguramente, para mí, éste haya sido el preciso. Me refiero a visibilizar, dentro de las posibilidades a mi alcance, la situación de Liliana López Foresi, profesional de la comunicación de impecable trayectoria pero confinada periodísticamente desde hace 30 años.
En tiempos en los que en Argentina sería imprescindible contar con un periodismo independiente, profesional y comprometido, es difícil entender por qué que no se otorga real importancia a lo que implica tener voces y plumas que puedan contrarrestar el peso de los grandes y hegemónicos medios de comunicación (muchos de desinformación…). Esos que sistemáticamente trabajan para desestabilizar a cualquier gobierno que pretenda aplicar políticas inclusivas y de justicia social. Dentro de ese panorama, la situación de Liliana López Foresi, resulta por demás llamativo.
Periodista, locutora, la primera conductora del Festival de Cosquín, la primera mujer en conducir un programa de política con opinión en tv y en radio, “La” López Foresi fue y es una de las voces – y cabezas – imprescindibles. Sin embargo – y desde los años 90 hasta la fecha – no ha llegado ninguna reparación profesional que demuestre que se comprende el motivo por el cual merece que se la otorguen. Estamos hablando no solo de una fuente laboral sino de reivindicarle la dignidad que pretendieron robarle, tras haber sido censurada, amenazada y desplazada. Hasta hoy.
Intenté conversar al aire con Liliana; de colega a colega; de mujer a mujer y como profesionales comprometidas con la realidad social y política del país. Liliana no tenía fuerzas. Se le notaba en los mensajes de wp que intercambiamos. Muy lejos de revictimizarse, sólo me pidió que comprendiera que estaba atravesando un momento difícil y que prefería no exponerse hasta que considerase que había llegado el momento. Su momento. Porque como dije al principio, llega cuando tiene que llegar.
De hecho, pocos días después de nuestras charlas por wp, debe haberse producido ese momento preciso. Porque comenzó a ocupar los pocos espacios en los que se dignaron a entrevistarla y en algunos casos, pudo visibilizar su pasado y su presente. (Ojalá, querida Liliana, que el futuro inmediato sea prometedor y resarcidor * vocablo de uso obsoleto*, pero que describe lo que quiero expresarte).
Pero sí tuve el palcer de conversar al aire con Esteban Boxler, alguien que conoce muy bien a Liliana y que ella misma define como su “alter ego”.
Esteban es periodista y docente de TEA (Taller Escuela Agencia). Pero básicamente es su amigo y confidente. Porque desde aquel día, 30 años atrás, cuando recién recibido y sin ninguna experiencia concurrió a una entrevista laboral para buscar la posibilidad de formar parte del equipo de producción de la entonces reconocida y respetada conductora de TV, generaron un vínculo casi inalterable y que sigue fortaleciéndose.
Esteban es testigo directo y fiel de todo lo que atravesó López Foresi desde los 90, cuando el menemato en alianza explícita con el grupo Clarín, decidió sacarla de escena. Primero dejándola sin trabajo; luego con amenazas que se materializaron en varias oportunidades con atentados que pusieron en riesgo su vida y la de su entonces pequeño hijo, hasta lo que defino como un confinamiento periodístico, que pareciera no haber finalizado.
Intento analizar qué es lo que “opera” (o quiénes son los que operan) para que aún, nadie le ofrezca un lugar en el espectro de la comunicación. No en el de los medios hegemónicos y corporativos dispuestos siempre a instalar gobiernos de derecha. Hablo de aquellos en los que una supone que se trabaja para informar lo más cercano posible a la verdad y para desnudar públicamente lo que algunos pretenden ocultar, e incluyo también a los medios del estado nacional: la televisión pública, la radio pública y/o la agencia federal de noticias.
Esteban Boxler fue la voz de Liliana López Foresi en este Café a la Turca. Recordó, con detalles precisos, cómo fueron dándose los hechos hasta “sacarla del medio”. Algunos archi conocidos pero que pareciera que algunos prefieren olvidar, y otros poco difundidos quizás porque aún se mantienen los mantos protectores de esos segmentos de poder que cada tanto se guardan, pero que nunca desaparecen. Lo cierto es que Liliana varias veces vio peligrar su vida y la del su familia. En esos tiempos, los medios y colegas, tampoco dieron muestras de solidaridad…
Me preguntaba mientras escuchaba a Esteban: si en un medio del interior del país podemos visibilizar este claro ejemplo de censura periodística, cómo es que en la gran urbe porteña, donde yace el centralismo también de nuestro universo profesional, nadie lo tiene en agenda?. ¿Nadie?. Botón de alerta… o como dicen los chicos, “dato”.
A ellos quizás podríamos aportares algo; una fecha por ejemplo: “hace desde el 2 de mayo de 1991, que Liliana López Foresi está excluida de los medios de comunicación”. Y tampoco la llamaron desde ningún gobierno para ofrecerle trabajo en los medios estatales. “Solamente fue convocada por la conductora de TV Vero Lozano, hace unos 3 años atrás, como panelista política. Pero al momento de comenzar los programas el canal (TELEFE) dispuso otro formato y no lo que se había acordado. Liliana uvo que esperar los 3 meses de contrato para, lógicamente, emprender su partida”, contó Esteban.
“Lo de Liliana es algo así como si a Messi, a sus 25 años, lo echaran del Barcelona y le prohibieran jugar y no lo veamos en ningún lado”, ejemplificó su “alter ego”. Sin dudas, en ese caso, me atrevo a opinar, habría múltiples voces reclamando su regreso…
¿Esteban, qué es lo que asusta tanto de Liliana?, le pregunté. “Supongo que tiene que ver con enemigos que juegan a dos puntas; gente que está enquistada dentro de todo gobierno y que prefiere alcahuetes y obsecuentes por sobre los periodistas libres e independientes” respondió sin vacilar. Y agregó ese dato del que personalmente estoy convencida: “es imbancable que un periodista sea independiente en serio y más imabancable aún si es mujer”. Fin. No quedan dudas a esta altura. Aunque me encantaría creer que no la convocan por olvido o porque creen que “La” Lopez Foresi no quiere volver a los medios….
Pero ojo. Liliana sigue activa, sigue vigente aunque la oculten; aunque la nieguen. Pueden leerla a diario en sus redes y también en su web site: https://lilianalopezforesi.com.ar/ . Siempre tiene mucho para decir. Y lo hace con la ética profesional que siempre demostró.
Como supo escribir Rodolfo Braceli (*) en 2008: “Atención con esta mujer…/ López Foresi sigue siendo alguien intolerable. Mejor dicho, imperdonable. ¿Por qué?. Porque es inteligente y encima cultiva su inteligencia; porque es sensible, porque tiene una cultura muy diversa, incesante, y no aprendida en las solapas de los libros. Demasiadas virtudes inadmisibles: no se le perdona tanto y no se le perdona, sobre todo, su independencia de criterio, su renovado compromiso con las mejores causas, las que decimos perdidas”.
(*) Rodolfo Braceli: poeta, ensayista, novelista, dramaturgo, cineasta y periodista argentino. Y amigo de Liliana.
Por Roxana Arazi
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