Algo que nos aclara el contexto colombiano actual —marcado por el asedio político/mediático a Petro— y el contexto internacional —a su vez caracterizado por el atroz genocidio que sufre desde hace décadas el pueblo palestino, ahora intensificado— es la enorme disonancia, la mayúscula dificultad que tiene la política liberal para ubicar su marco de acción y pensamiento frente a la atrocidad.