Pocas son las circunstancias que ofrecen evidencias tan transparentes del valor que la construcción discursiva tiene en la producción de lo real. Habitualmente estas políticas suelen procurar guardar sutileza, lo que exige un mayor esfuerzo interpretativo en el desmantelamiento de los dispositivos puestos a operar. Un enclave donde de momento estos juegos se desatan con mayor descaro es Polonia