Confianza en los medios en América Latina: ¿la historia de siempre?

Por Camila Mont’Alverne, Amy Ross Arguedas, Benjamin Toff y Sumitra Badrinathan para LSE Latin America and Caribbean Centre

Traducción de Parresía Online

Foto: Digital News Report, 2020

Tal como sucede en todo el mundo, la confianza en las noticias en América Latina ha disminuido en los últimos años. Pero los datos de encuestas realizadas en Argentina, Brasil, Chile y México demuestran que los niveles de confianza varían significativamente de un contexto nacional a otro y que esto puede relacionarse con una variedad de fenómenos que van desde las deficiencias del periodismo en sí hasta el malestar social, y el antagonismo entre políticos y periodistas, de acuerdo al informe del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo de la Universidad de Oxford.

Los bajos niveles de confianza en los medios de comunicación han sido durante mucho tiempo un motivo de preocupación en muchas democracias, ya que éstos pueden colaborar en mantener informados a los ciudadanos, fomentar el compromiso político y actuar como fiscales ante los abusos de poder. Sin embargo, el primer informe del Proyecto Confianza en las Noticias del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo de la Universidad de Oxford evidencia que la confianza en las noticias se ha erosionado en todo el mundo. Las democracias del Norte Global, particularmente en aquellas en las que supo haber una confianza más alta, actualmente están experimentando una caída en la consideración de las noticias.

Pero América Latina es bastante distinta, ya que se trata de un contexto que históricamente ha lidiado con la corrupción y la inestabilidad política, con un ecosistema de noticias a menudo criticado por la concentración de la propiedad, con el clientelismo político y con una falla constante en la representación de la diversidad. En consecuencia, ¿cómo se manifiestan los cambios en los niveles de confianza en los medios en estos contextos, donde robustecer las instituciones ha sido todo un desafío durante mucho tiempo?

Para abordar esta cuestión se analizó la confianza en las noticias en Argentina, Brasil, Chile y México, en el contexto de tendencias globales más amplias. El uso de datos de encuestas en línea del Informe de Noticias Digitales (DNR) realizado entre 2017 y 2020 permite examinar la forma en que las personas en cada uno de estos países califican su confianza en las noticias en general, así como en aquellas a las que ellos mismos recurren.

¿Los latinoamericanos confían en las noticias?

El panorama noticioso en América Latina se caracteriza por la heterogeneidad, con prácticas de recopilación y valores profesionales muy dispares en toda la región. Además, la confianza en las noticias es un fenómeno complejo y específico del contexto, que puede ser moldeado por una variedad de factores, tanto intrínsecos como extrínsecos al periodismo mismo. Por lo tanto, no es de extrañar que los niveles registrados durante los tres años estudiados no exhiban un patrón regional claro o uniforme.

Si bien los cuatro países mostraron niveles generales de confianza más bajos en 2020 que en 2017, también dieron cuenta de diferentes trayectorias. En línea con la tendencia mundial, Argentina -y especialmente Chile- sufrieron significativas y sostenidas caídas en la confianza noticiosa durante el período. El porcentaje poblacional que afirma «confiar en la mayoría de las noticias la mayor parte del tiempo» se redujo en un total de entre ocho y 23 puntos porcentuales (pp) respectivamente, lo que sitúa a ambos países por debajo del promedio mundial (ya en un 38% en 2020). En contrapartida, la confianza en las noticias en general fluctuó tanto en Brasil como en México, con Brasil sufriendo una significativa disminución (11pp) que fue seguida de un menor aumento (3pp), y con México experimentando una ligera suba seguida de una caída significativa en 2020 (11pp).

Las grandes caídas en la confianza en las noticias, como las documentadas entre 2019 y 2020 en Chile y México, suelen estar vinculadas al contexto sociopolítico más amplio. De esta manera, los disturbios sociales registrados durante este período (protestas masivas en el caso de Chile y una preocupación generalizada por el crimen organizado junto a la crisis económica en México) pueden haber contribuido a estas bajas. Después de todo, la confianza en las noticias suele estar vinculada con la que hay en las instituciones en general. Los continuos ataques a los medios de comunicación por parte de políticos, una táctica desplegada por el presidente Jair Bolsonaro en Brasil y más recientemente por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, también pudieron contribuir a la disminución de la confianza y a polarizar las actitudes hacia la prensa en líneas partidistas. No obstante, ambos países aún exhiben niveles de confianza relativamente más altos que el promedio mundial, especialmente Brasil. Mientras tanto, Chile se destaca por el hecho de que la confianza en las noticias pasó de estar por encima del promedio mundial a caer significativamente, y expresando sus ciudadanos en 2020 el menor grado de confianza observado en los cuatro países cubiertos.

Como era de esperar, las personas tienden a reportar mayores niveles de confianza en las fuentes de noticias a las que ellas mismas recurren en comparación con las noticias en general. Sin embargo, las mismas tendencias nacionales que observamos en la confianza general se repiten cuando se observa la confianza en las noticias que consume la gente, lo que sugiere que las percepciones de las dos están interconectadas, incluso si la línea de base de esta última es más alta. El decreciente porcentaje de ciudadanos que sienten que pueden confiar en la mayoría de las noticias que consumen resalta aún más la erosión de la confianza de Chile en las noticias: en el transcurso de tres años, casi el 20% de los chilenos perdió la confianza incluso en las noticias que ellos mismos consumen. Esto concuerda con el hecho de que los propios medios de comunicación se convirtieron en objetivos durante las manifestaciones masivas contra la desigualdad. En Argentina también se advirtió, durante 2020, una pérdida de confianza en las noticias a las que la gente recurrió en comparación con el año anterior, lo que puede estar relacionado con la transición entre los gobiernos de Mauricio Macri y Alberto Fernández. Aunque Fernández tiende a evitar enfrentarse con los medios, algunos de sus partidarios desconfían profundamente de los principales medios de comunicación del país. Es posible que el peronismo se evidencie más transparente al respecto desde que regresó al poder, lo que puede ayudar a explicar la reciente pérdida de confianza, dado que en los últimos años no han habido grandes cambios en las fuentes de noticias que emplean los argentinos.

Preocupación de políticos y periodistas

En un momento de ansiedad por el impacto de las fake news, comprender a quién se le asigna la culpa de la información errónea puede contribuir a entender cómo las personas perciben su contexto informativo y sus deficiencias. Los datos del DNR 2020 muestran que en Argentina, Brasil, Chile y México, el gobierno y los líderes políticos son, con mucho, las fuentes de preocupación más citadas sobre la información falsa o engañosa. En estos países, la mitad de los encuestados expresan este sentimiento, mientras que en el resto del mundo son cuatro de cada diez.

Aunque inicialmente esto podría verse como resultante del ascenso de presidentes populistas en Brasil o México, las críticas al manejo de las protestas sociales de Chile o la oposición a Alberto Fernández en Argentina, en realidad la desconfianza en los líderes y las instituciones ha sido un tema común en la historia latinoamericana. Como tal, estos hallazgos no sólo pueden atribuirse a la promoción de contenido divisivo por parte de algunos referentes en las redes sociales, ya que también pueden estar vinculados a sentimientos de desconfianza de larga data en estas sociedades. Los niveles de preocupación por encima del promedio sobre la información falsa de los líderes en los cuatro países puede indicar que el escepticismo sobre las declaraciones en línea podría estar relacionado con las actitudes hacia las autoridades en otras áreas. Quizás lo novedoso no sea que los latinoamericanos sean especialmente escépticos de sus líderes, sino que esta desconfianza se haya extendido también hacia otros países, con las llamadas «democracias establecidas» cada vez más susceptibles a dinámicas similares en sus propios contextos informativos.

Después de los líderes políticos, la segunda fuente más preocupante por falsedad informativa en los cuatro países son los «periodistas u organizaciones de noticias», con puntajes ligeramente más altos que el promedio mundial. Aunque las preocupaciones sobre la información errónea de los periodistas son mucho menos comunes que las de los dirigentes, vale la pena seguir este número en los próximos años. Encuestas como Latinobarómetro a menudo sugieren que los medios de comunicación constituyen una de las instituciones más confiables de la región, pero los cambios en el entorno político y mediático pronto podrían alterar esto. La ira de los movimientos contra las élites podría fácilmente desplazarse hacia los periodistas y las organizaciones de noticias, a quienes con frecuencia se les acusa de formar parte del mismo grupo que los políticos «mayoritarios». También cabe mencionar que Argentina, Brasil, Chile y México presentan niveles de preocupación similares por los periodistas que difunden información engañosa como vemos en el resto del mundo, lo que indica que esta podría ser una tendencia global.

Periodistas y políticos, en puja en Brasil

Más allá de los datos de las encuestas, se obtuvo información adicional a partir de entrevistas con periodistas en Brasil, que ahora están más acostumbrados a ser vistos como una fuente de información errónea. Las entrevistas realizadas a 34 profesionales de una variedad de organizaciones para el primer informe del Trust in News Project hallaron significativas preocupaciones acerca de la percepción de que los periodistas brindan «información no confiable», afirmaciones que a menudo son instigadas por políticos.

Un reportero de un periódico brasileño expresó que si bien la desconfianza en el periodismo no es nueva, la diferencia es que ahora las autoridades atacan a los medios y los acusan de ser responsables de la desinformación: «Independientemente de si usted estuvo de acuerdo o no con la cobertura, todos coincidieron en que la prensa es fundamental para la democracia… Por primera vez lo vemos cambiar, con parte del pueblo y del gobierno acusando a los medios y sugiriendo que pueden ser prescindibles».

El presidente de la Asociación Brasileña de Diarios (ANJ), Marcelo Rech, expresa una preocupación similar. Argumenta que el problema no es la crítica a los reportajes de los periodistas, sino más bien la desinformación al respecto, que tiene como propósito hacer que las personas descarten información que un político o un grupo político en particular encuentre poco halagador: «Esto proviene de un ataque organizado contra la credibilidad de la prensa, que es su único activo, y contra la integridad moral de los analistas, ataques sistemáticos contra reporteros, editores y profesionales independientes… Esto sucede constantemente en Brasil».

Ofreciendo una perspectiva diferente, un reportero de televisión -que solicitó el resguardo de su identidad- reconoce una ventaja del creciente escrutinio al trabajo periodístico. Si bien subraya que los medios no esperaban la reacción agresiva de Bolsonaro y sus partidarios al inicio de la actual administración, sostiene que esto «también contribuye al trabajo de la prensa en su conjunto y para mi propio trabajo, para ser más responsable y ejercer un doble control, ya que nos enfrentamos a demandas importantes, y eso exige aumentar nuestro sentido de responsabilidad a la hora de publicar algo».

En general, la disminución de los niveles de confianza en las noticias representa un desafío para los periodistas de todo el mundo. Aunque América Latina no es una excepción, tampoco hay un único problema o tendencia regional. Como sugiere el análisis, los cambios varían significativamente de un contexto nacional a otro y pueden involucrar a una amplia variedad de fenómenos que van desde las deficiencias del periodismo en sí hasta el malestar social y el antagonismo entre políticos y periodistas. Cualquier estrategia eficaz para cultivar la confianza en las noticias exigirá comprender cómo esta confianza se relaciona con otros procesos sociales en contextos nacionales específicos y diferentes.

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